Imagine que viaja de Madrid a Tokio.
Hace siglos trasladarse entre estas dos ciudades parecía una hazaña casi imposible, sin embargo, gracias a los avances en aeronáutica y telecomunicaciones se ha logrado unir estos dos puntos del planeta de una forma relativamente sencilla.
Pero, ¿sabría usted detallar la ruta exacta que realizará en ese trayecto? Quizás a priori no sea fácil pero si lo estudia de forma meticulosa podría explicar punto por punto los pasos de su traslado, aunque los miles de datos al respecto están en la caja negra del avión. Pues eso es lo que han conseguido -por lo menos en parte- varios grupos de investigadores con la técnica que consigue transformar células adultas en otras más básicas y plásticas similares a las células madre embrionarias: precisar la ruta de la reprogramación celular. Además, en el camino, han identificado un nuevo tipo de células madre al que han denominado células F.
La reprogramación celular fue conocida mundialmente cuando el japonés Shinya Yamanaka inventó en 2006 un método fácil para hacer que una célula diera marcha atrás a su reloj biológico. El investigador usó cuatro genes o factores de reprogramación que al añadirlos en una célula adulta eran capaces de transformarla en una célula más básica, similar a las células madre embrionarias, y capaz de convertirse en cualquier otro tipo de célula. Este hallazgo, gracias a su aparente simplicidad, fue acogido con fuerza entre muchos otros grupos de científicos que se lanzaron a imitarlo e iniciaron así una nueva rama de investigación cuyo objetivo principal, aunque tiene varios, es lograr tejidos de repuesto para suplantar a otros viejos o deteriorados por una enfermedad.